Un difícil límite

Publicado: 21 Sep, 2024
Autor: Lautaro Izarra

Por si acaso no se había hecho evidente, se vuelve necesario para seguir construyendo nuestra singular forma de ver al cine, y sin ánimos de generar frustraciones o enojos, decir que el intento de definir lo indefinible se constituye indudablemente como un acto fútil.

Quienes valoramos el arte habitamos esa fina línea que divide el estímulo del pensamiento de la más mera masturbación cognitiva, y puede ser que cada tanto nos invada la pregunta de qué se encuentra en la caja de Barton Fink, el maletín de Pulp Fiction o la caja de Se7en, y nos adentremos solitos y a pura conciencia en el baúl del auto que se dispone a secuestrarnos. Somos la cámara de Lynch penetrando en la oscuridad, en la más socialmente aceptada de las locuras o en el más retorcido paseo sin fin del pensamiento: la ignorancia o la fantasía.

En efecto, puede considerarse al hábito de disfrutar del cine como un acto con al menos una mínima pizca de masoquismo. Donde el dolor y la lucha por aprehender hasta el más mísero detalle que ocupe un lugar delante del lente, choque indefectiblemente con el mismo dolor desdoblado y observándose a sí mismo. Es el dolor del logo de DVD Video rebotando eternamente por los límites del cuadro. Ir y venir entre lo que creemos tangible, aún a sabiendas de que lo único que trasciende los límites de la pantalla somos nosotrxs mismxs. Quizás la pantalla de cine revele nuestro límite más profundo, y quizás sea por ende posible siquiera considerar que la vida dentro de un maletero tiene su encanto.

Videodrome (1983), dirigida por David Cronenberg

Y así entre tanto blablá y pleonasmo y mate lavado, somos quienes olvidan de mencionar el peso que acarrea elegir desdibujar lo visto. Y olvidar de mencionar es olvidar dimensionar, determinar la magnitud de la cosa. ¿Qué cosa? ¿Maravillosa? Quién sabe qué. No existe adjetivo para describir el acto de fundir el cuerpo con la pantalla, como mostraría Cronenberg en Videodrome, ni mucho menos el acto de fundir la consciencia con el cine como mostraría Inland Empire en la más incomprendida de las obras de David Lynch. Es el tan bendito y maldito arte describiendo la nada misma cuando procura des-enredar los hilos que ocultan la realidad detrás del velo.

Pero eventualmente despierto. Aunque me deprima saber que el cine no pretende pertenecerme, ni espere que me despierte. Mi razón, en un estado entre la somnolencia y la vigilia debo decir, deja que el río del tiempo lleve mi cuerpo y dance mi entendimiento del mundo a la par que las imágenes. Dudo que el arte exista para encontrar la verdad que nos una a todxs en una profunda armonía. Que nos diga que sí, que el mate lleva una cucharada de azúcar, que el amor es la fuerza de proporciones astronómicas que une cuerpos, almas y mentes; o que el tiempo perdido en la fila del banco vale lo que un café con dos medialunas. El arte existe por otras razones quizás más trascendentales que la verdad misma.

Entonces el cine se aproxima lentamente a la muerte, utilizando el perverso juego tenso entre lo visible y lo oculto. El viejo juego de rellenar las oraciones con la …………… faltante. O en algunos casos …………….. de las ……………… utilizando …………….. fríamente calculados. O hasta incluso…………….., …………… …………. …. ………………. …………….. .

La información es un bien preciado, de más está decir, pero su falta se encuentra al mismo nivel de pertinencia. ¿Cuántas veces se han sentido con esa sensación de abandono que implica reconocer que una película decidió terminar pero sin que nosotrxs hayamos entendido un comino? Usualmente es válido creer que es porque la película no ha sabido qué hacer con nosotrxs. Aunque prefiero pensar que siempre lo sabe.

En este sentido, pensar lo que fue y chocarse con las oportunas faltas estratégicamente distribuidas en el metraje se asemeja sospechosamente al recuerdo de lo perdido. Es el límite que propone la vida, lidiar con el dolor de lo conocido en el choque de lo que quedó por conocer. Somos equilibristas jugando con el peso de saber.

O tal vez el auto que me lleva secuestrado haya pasado su primer bache, y en este baúl oscuro y frío, en el medio del aire y con el cuerpo dispuesto a destartalarse para encontrar nuevas maneras de ocupar un espacio de limitados centímetros cúbicos, me diga que si definir lo indefinible era realmente un acto fútil entonces de dónde viene tanto escándalo. Quizás necesite dormir y esperar, con un poco de suerte me lleven a un mundo donde la letra f nunca fue necesaria, y todo lo fútil se vuelva útil en un respiro.

The Worst Person in the World (2020)

Películas recomendadas:

Aftersun (2022), dirigida por Charlotte Wells

Normal People (Miniserie del 2020), dirigida por Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald

All of us strangers (2023), dirigida por Andrew Haigh

The Worst Person in the World (2021), dirigida por Joachim Trier

The Dreamers (2003), dirigida por Bernardo Bertolucci

No Results Found

The page you requested could not be found. Try refining your search, or use the navigation above to locate the post.