Oh yes! Oh Yes!
Dice Anthony Brandt que los vínculos más importantes son con las personas que nos trajeron al mundo. Yo agregaría también con la música o con aquellos soundtracks…la música que lleva adelante nuestra película. Esa que filmamos con el cerebro y con las manos como si fuéramos ranas o anfibios en un mundo de bits y elocuencia de marketing. Siento que una de esas bandas que son la gestación de un futuro prometedor que aún no llega sigue siendo Soda Stereo. Sobre todo en los lugares que no los buscamos antes. O que empezamos a buscar ahora nuevamente. Por ejemplo yo en 1996 tenía 6 años. Ni siquiera me había preocupado por la columna vertebral de las lombrices que claro que no tienen. Y Soda tiene un show increíble que está en youtube. Esa caja negra de un avión talismán voodo a distancia. Ese show que es hipnosis pero también expulsión de los demonios cotidianos lo encontras así: Soda Stereo – Teatro Monumental (26.10.1996) [Concierto Completo]. Lo importante es saber que es Chile y ahí siempre los amaron. Incluso tal vez parece que los amaron más que en muchos lugares de Argentina. Cerati está relajado, viene de discos tan importantes como los de cualquier David Bowie. Entonces tiene el chocolate de showman y el sonajero para nuestro bebé que necesita colores cálidos y destellos de un cohete pequeño. Este show me viene acompañando hace 2 semanas. Suena a la mañana, con el café, con el libro que estoy leyendo; con la tarde que se incendia caprichosa en la ventana. Es el 20 de octubre de 1996. No hay celulares. No hay internet. Y van a clavar la canción disco eterno. Y ahí está este Mozart que además está fachero pero vestido con lo que encontró en cualquier casa en la que se despertó después de cajas de cigarrillos jockey suaves y pastillas de menta super exóticas. Este recital es ideal para dejarlo sonando y habitar la casa, esa casa que uno habita como puede y que tiene los muebles que tenga. En este show va a meter una canción solista que es Vuelta por el Universo un presagio de lo que vendrá. No está confundido, no tiene la agenda completa porque no quiere. Va a hacer ese show y después tomar vino y pensar en hacer buceo.
Zeta va con el bajo haciendo zig zags evocando rituales antiguos de seducción. Y la versión de un Millón de años luz va a ser aplanadora y con ese solo de guitarra que interrumpe el bacilar de nuestras mentes preocupadas por consignas no tan celestiales como esta música. Y acá estoy de nuevo poniéndole play a este show, quizás por última vez como cuando digo no voy a volver a soñar con esto. Me meto la carta de la estrella del Tarot en el bolsillo y me voy caminando lejos de los parlantes sabiendo que el arte contemporáneo aún no volvió a alcanzar este climax y esta ferretería de ángeles para siempre en balcones.