«Sin esa tonta vanidad que es el mostrarnos y que es de todos y de todo, no veríamos nada y no existiría nada». Antonio Porchia.
Es cierto que el poeta se volvió músico para llegar más rápido a lugares que después iban a ser un peso en su vida y su manera de querer mantener su invisibilidad. Quería ser escritor, poeta pero eso no le iba a dar de comer lo suficiente. El poeta nacido en un pueblo de trabajadores de fábrica, y encima con apellido judío en una sociedad en la que ser judío era ser tratado como un perro de calle. Cambio su nombre y se convirtió en Bob Dylan. Sin duda, el cerebro del rock como dijo el guitarrista y cantante de Pink Floyd, David Gilmour. Antes de llegar a donde quiero llegar voy a hablar de dos o tres canciones que son base para entender sus giros en los trapecios de la canción. Sin Dylan sabemos que The Beatles no hubieran usado ciertas metáforas; la poesía de Jim Morrison en la otra ala de Estados Unidos: Los Angeles California tampoco hubiera tenido la fuerza intelectual que tuvo; tampoco podríamos haber configurado la guitarra de Jimi Hendrix; ni la invisibilidad que supo sostener el Indio Solari, cantante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Bob caminaba y vivía en Greenwich Village. Esto es importante. Ahí estaban todos los poetas de la Beat Generation, ya más adultos, Jack Kerouac, Ginsberg y Burroughs.
Antes de llegar hablemos de Simple Twist of Fate: canción en el que yo poético observa el mundo en tercera persona. Por momentos hay un juego con la primera persona, asume un Yo.
«Ella dejó caer una moneda en la taza.
She dropped a coin into the cup
Otro ciego en la puerta
Another blind man at the gate
Y me olvidé de un simple giro del destino.
And forgot about a simple twist of fate»
Es una de las canciones emblemas para entender el mundo poético de sus canciones. Donde todo es cine, ligeramente sabio y absolutamente urbano. Siempre Bob dijo que cuando hablaba en tercera persona era acerca de su vida pero cuando usaba la primera persona como si le hubiera pasado a él eso era literatura o un invento de su mente. Así se cuidaba y jugaba con el arte.
En Tangled Up in Blue cuenta la historia de su amor con Sara, ella divorciada, él se inventa historias de trabajos pero es cantante y músico folk de tiempo completo. Va a ferias, eventos, ciudades, pueblos, lo que sea. Allí dice:
«pensé que nunca dirías hola, ella dijo
Pareces del tipo silencioso
Luego abrió un libro de poemas
Y me lo entregó
Escrito por un poeta italiano
Del siglo trece
Y cada una de ellas las palabras sonaban verdaderas
Y brillaban como carbón encendido
Derramando de cada página
Como estaba escrito en mi alma de mí para ti
Enredado en azul»
Todavía el poeta gana sobre el rockero. Todavía piensa con la guitarra acústica encima. Así como la hace en You are a Big Girl Now donde su armónica hace el mejor solo de armónica que se haya escuchado desde que el mundo tuvo engranajes eléctricos. Aún en esa super canción folk nuestro héroe sigue siendo más poeta y escritor que músico, y claro aún no es rockstar. Lo genial es que llega a ser rockstar de grande, ya maduro. Antes tiene muchos años de Folk.
Pero un día el tipo está escribiendo una novela. Lleva como 150 hojas. Está divorciado de Sara su gran amor. Lleva una vida con momentos de peligros, pero sabe apartarse por momentos y con todos esos vértigos enraizados en su ser empieza a pensar con la guitarra eléctrica más que nunca. Quizás las tormentas mentales y la necesidad de sacar todo un rollo creativo al mundo exterior. Esa noche toma unos tragos de whisky, cien cigarrillos, en la memoria una mujer bella sobre una cama con luz rosada. Bob dylan detiene la máquina de escribir. Se acomoda el pelo con transpiración. Va a mear o abrir una cerveza para bajar un poco el whisky. Y empieza a buscar en esa novela las frases que más le importan. Y la inspiración llega trabajando. Todavía no lo sabe pero tiene la premonición. Va a escribir la canción más importante del rock. Y se escuchan los primeros acordes. Bob nunca fue un guitarrista virtuoso. Necesito los básicos y delegar inteligentemente. Pero saca de la galera del mago los acordes básicos del blues y el rock y canta:
«Érase una vez te vestías tan bien
Once upon a time you dressed so fine
Les tiraste diez centavos a los vagabundos en tu mejor momento, ¿no?
Threw the bums a dime in your prime, didn’t you?
La gente llama y dice ‘cuidado muñeca, estás destinada a caer'»
Ahora está pensando con la guitarra eléctrica. El poeta no se muere en los escombros. Pero va a alivianar algunas letras sin perder la metáfora, y todo lo que leyó yendo de casa en casa, en una mudanza eterna y que continúa para todos aquellos que cada tanto hablamos con el viento por más que comamos calentito y tengamos un techo. El arte es para los hambrientos espirituales y Bob fue quizás uno de los más grandes. Quizás la mejor frase que le conocí es la siguiente:
«Eres invisible ahora, no tienes secretos que ocultar.
You’re invisible now, you’ve got no secrets to conceal»
Y así nace Like A Rolling Stone. La canción que convirtió al poeta que miraba el infinito en un avión cruzando la tormenta para llegar a una audiencia cada vez más grande y confusa pero que necesita una gota de poesía para no morir de materialismo.
Esteban Cristóbal Baldomar